Las palabras de Séneca tienen la suerte de poder ser leídas con cuentagotas: cada día -o cuando sea- resulta agradable reflexionar y asumir una máxima suya.
Séneca nos ayuda y tranquiliza todo hablándonos de la vida, sacando los miedos, alabando la amistad y aceptando el destino. Nos guía a encontrar el equilibrio de nosotros mismos, desde el conocernos y analizarnos, porque la virtud radica en la medida.